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    ESTRUCTURA DE LA CONVERSACIÓN

NOVENA A SAN JUDAS (Ana Cruz - )

 

    MENSAJE QUE INICIÓ LA CONVERSACIÓN

12/02/14 03:30

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Ana Cruz
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NOVENA A SAN JUDAS
ORACION A SAN JUDAS TADEO
¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mi, estoy solo y sin ayuda.
Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición) para que unido contigo y con todos los elegidos y santos del cielo pueda bendecir y alabar a Dios por toda la eternidad.
Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción, aumentando mi FE y agradeciendo siempre toda la abundancia que me das. Amén.
OH BENDITO SAN JUDAS TADEO APOSTOL Y MARTIR, GRANDE EN VIRTUD Y ABUNDANTE EN MILAGROS FAMILIAR CERCANO DE JESUCRISTO FIEL INTERCESOR DE TODOS QUIENES TE INVOCAMOS, TU PATRONATO ESPECIAL. EN TIEMPO DE NECESIDAD A TI RECURRO
DESDE EL FONDO DE MI CORAZON Y HUMILDEMENTE TE IMPLORO
A TI SAN JUDAS QUE CUMPLES MILAGROS Y AYUDAS A QUIENES YA NO TIENEN ESPERANZA. A TI A QUIEN DIOS A OTORGADO ESE GRAN PODER PARA VENIR EN MI AUXILIO. AYUDAME EN ESTA PETICION ACTUAL Y URGENTE.A CAMBIO TE PROMETO DAR A CONOCER TU NOMBRE Y HACER QUE OTROS TE REINVOQUEN. SAN JUDAS REZA Y RUEGA POR TODOS QUIENES HONRAMOS E INVOCAMOS TU AYUDA Y PROTECCION. Y por todos los que tengan una necesidad urgente como nosotros. San Judas Tadeo amado siervo de Dios, por este caminar de la vida, tu sabes de mis alegrías, penas y amarguras que entristecen mi alma y la de mi familia, ante ti pongo lo que me oprime de noche y de día, haz tuya esta pena mía. Lava mis amarguras y dolores, permite que renazca la paz y la alegría en mi corazón y en mi vida y en la de mi familia, protégenos de cualquier mal, le pido a Dios que te envíe a ti, en quien tengo puesta mi confianza, bendito sea el corazón de Maria, bendito seas San Judas Tadeo por todo el mundo y por toda la eternidad.
Los tres milagros que te pido son (HACER LA PETICION) gracias padre mío, gracias San Judas Tadeo Por escucharme. Amen. 3
(SE DEBE PROMETER LA PUBLICACION)
REZA LA ORACION DURANTE 9 DIAS, 9 VECES AL DIA. EN UN LUGAR CERRADO Y SOLO.
PIDIENDO TRES MILAGROS, LOS QUE VERAS CUMPLIDOS ANTES DE
TERMINAR LA NOVENA.
Oh gloriosísimo san judas Tadeo, siervo fiel y amigo de Jesús, que con el nombre del traidor que entrego a nuestro querido maestro en manos de sus enemigos, esta ha sido la causa de que muchos os hayan olvidado, pero la Iglesia os honra e invoca universalmente como patrón de las causas difíciles y desesperadas.
Rogad por mi que soy tan miserable y haced uso os ruego de ese privilegio especial a vos concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Venid en mi ayuda en esta gran necesidad para que reciba los consuelos y socorros del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí la súplica que desea obtener, con fe y devoción,) rece esta oración durante nueve días, y por difícil e imposible se lo concederá), y para que bendiga a Dios con vos y con todos los escogidos por toda la eternidad. gracias san juditas... siempre te llevaré en mi mente!!
NOVENA A SAN JUDAS TADEO
DÍA PRIMERO
San Judas, el sanador poderoso

San Judas acompañó a Jesús por las aldeas de Israel y fue testigo de su poder de sanación. Tal vez el vio a Jesús curar a los diez leprosos, sanar a una mujer sufriendo hemorragias, resucitar a los muertos. Cuando el pobre ciego gritó, “¡Jesús, hijo de David! Ten compasión de mí,” San Judas probablemente oyó a Jesús contestar: “Recobra tu vista. Tu fe te ha sanado.” (Lc 18:39-42)

San Judas fue uno de los discípulos a quienes Jesús “dio poder y autoridad … y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. ” (Lc 9:1-2). Los envió de dos en dos, y ellos se quedaron admirados porque “Echaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos con una unción de aceite.” (Mc 6:13)

Tal vez dudamos que Dios quiera lo mejor para nosotros. Puede ser que a veces pensemos que nuestro sufrimiento o enfermedad es un castigo de Dios por nuestros pecados. Nos olvidamos como Jesús trabajaba incansablemente para sanar a los enfermos. Cuando Jesús curó al hombre que nació ciego, explicó, “Esta incapacidad no es por haber pecado él o sus padres, sino para que la obra de Dios se manifieste en él.” (Jn 9:3)

San Judas entendió que el deseo del Señor era sanar a la gente. Después de la ascensión de Jesús, San Judas y los otros apóstoles “salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual confirmaba su mensaje con señales milagrosas que los acompañaban.” (Mc 16:18) Las palabras de Jesús durante la última cena se cumplieron en San Judas: “Les aseguro que la persona que cree en mi hará también las obras que yo hago, y hará otras todavía más grandes.” (Jn 12:14)

ORACIÓN

San Judas, tú fuiste testigo del poder sanador de nuestro Señor, Jesús. Tú viste su compasión por los enfermos y moribundos. Tú mismo tocaste a los enfermos, compartiste los dolores de los afligidos, y animaste a los desconsolados. Tú recibiste la autoridad y el poder de Jesús para hacer maravillas, curar a los incurables, y restaurar a los incapacitados. Te pedimos que intercedas ante nuestro hermano, Jesús, para que envíe su gracia para sanar a los enfermos y afligidos, para levantar a los espíritus caídos, y para infundir esperanza a los corazones desesperados. Amén.

Compromiso: Prometo que de alguna manera llevaré la buena nueva del amor de Dios a una persona enferma.


DÍA SEGUNDO
San Judas, Apóstol de Oración
Jesús enseñó a San Judas cómo rezar y cómo orar con una fe que puede trasladar montañas. Su oración fue inspirada por las palabras de Jesús: “Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.” (Lc 11:9-10)

A veces pensamos que Dios nos ha abandonado o que nuestras oraciones no fueron escuchadas. San Judas, al contrario, oraba con la confianza inculcada por la enseñanza de Jesús: “Fijense como crecen las flores; no trabajan ni hilan. Sin embargo, ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como una de ellas. ¡Cuánto más Dios habrá de vestirlos a ustedes!…. Por lo tanto, no anden afligidos….Tu Padre ya sabe lo que necesitan. Pongan su atención en el reino de Dios, y recibirán también estas otras cosas.” (Lc 12:22-31)

Aunque no entendamos totalmente los caminos de Dios, nos ponemos en sus manos con mucha confianza, como Jesús mismo lo hizo. San Judas estuvo con Jesús la noche en que el Señor oró en el huerto. Allí, en su agonía de oración, Jesús enseñó a sus apóstoles cómo rezar: “Padre, si es posible, líbrame de este trago amargo, pero que no se haga lo que yo quiera sino lo que tú quieras.” (Mt 26:39)

Cuando somos insistentes pero confiados en nuestra oración, permitimos que nuestra oración transforme nuestras vidas. Abrimos nuestros corazones al espíritu de Dios, aceptando los desafíos que Dios nos envía y generosamente comprometiéndonos a imitar a Jesús. San Judas entendió las palabras del Señor: “No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor,’ entrarán en el reino de Dios, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre.” (Mt 7:21)

ORACIÓN

San Judas, por medio de oración alababas a Dios por las obras maravillosas de Jesús. Pediste a Dios la fuerza para enfrentar los retos de tu apostolado. Pusiste tu confianza en la misericordia de Dios, creyendo firmemente que Dios te amaba y entendía tus penas y alegrías, tus sueños y miedos, tus triunfos y fracasos. Comprendiste que nada es imposible para Dios. Te pedimos que ores por nosotros delante del Altísimo para que nos llene con su fuerza, entendamos su voluntad para nosotros, y con mucha confianza nos coloquemos en sus manos amorosas. Amén.

Compromiso: Me comprometo de nuevo a orar con más confianza para que siempre se haga la voluntad de Dios en mí.

DÍA TERCERO

San Judas, Paciente en el Sufrimiento

Como los demás apóstoles, San Judas sufrió un martirio por su compromiso de llevar a cabo la misión de nuestro Señor, Jesucristo. Aceptó el reto de Jesús, “Si alguien quiere ser discípulo mío, que se olvide de si mismo, cargue con su cruz cada día y que me siga.” (Lc 9:23)

San Judas compartió sus sufrimientos con el Señor. Le escuchó decir, “Vengan a mi todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mi, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo es fácil y la carga que les doy a llevar es liviana.” (Mt 11:28-30)

San Judas creía que sus sufrimientos estaban unidos a los de Jesucristo y, por eso, tenían valor redentor. San Pablo declaró, “Me alegro de lo que sufro por ustedes; porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo.” (Col 1:24)

San Judas era humano. Sentía dolor como nosotros. Pero se acordaba del sufrimiento de Jesús, su sentido de abandono en la cruz cuando gritó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27:46). Estas memorias le ayudaron a aguantar el dolor porque él sabia que sufría en comunión con el Señor.

En nuestros sufrimientos reflexionamos sobre los de nuestro Salvador, Jesucristo. Le escupieron, fue azotado, coronado con espinas y clavado en la cruz donde se quedó colgado por tres horas. Tal vez el sufrimiento más doloroso que atravesó su corazón fue el rechazo de parte de los líderes del pueblo y el abandono por sus amigos. Sin embargo, Jesús se mantuvo fiel hasta el final cuando gritó, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lc 23:46)

ORACIÓN

San Judas, tú te mantuviste fiel al Señor hasta la muerte. Entregaste tu vida para que otros pudieran vivir. Aguantaste el dolor físico y el abandono espiritual. Pero, te alegraste por poder unir tus sufrimientos a los de nuestro Salvador Jesús , y así compartiste en la redención del mundo . Ahora te pedimos que intercedas con nuestro hermano, Jesucristo, para que nosotros también podamos ser fieles en nuestros sufrimientos. Ayúdanos a confiar en Dios y poner nuestras vidas en sus manos. Amén.

Compromiso: Juntaré todos mis sufrimientos y dolores a los de Jesucristo para la redención del mundo y animaré a otra persona que está sufriendo.

DÍA CUARTO

San Judas, Campeón de Justicia y Paz
Al acompañar a Jesús y al escuchar su enseñanza, San Judas aprendió cómo luchar por la justicia y la paz. El oyó el sermón de la montaña cuando Jesús enseñó, “Bienaventurados son los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos e hijas de Dios….Bienaventurados ustedes cuando por cause mía los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.” (Mt 5:9, 11-12)

San Judas escribió en su carta, “Les ruego que luchen por la fe que una vez fue entregada a los que pertenecen a Dios.” (Judas 1:3). San Judas sí luchaba por todo lo que Jesús trató de establecer. Como Jesús, San Judas predicaba la buena nueva a los pobres, proclamó la libertad a los cautivos, restauró la vista a los ciegos, y liberó a los oprimidos. (Lc 4:18)

A veces resistimos el reto del Señor para luchar por el reino de justicia y paz. Tememos la crítica y el conflicto; buscamos la comodidad y la conveniencia. San Judas no fue así. El trabajó por la justicia con mucho entusiasmo porque entendía que sin justicia, no hay una paz verdadera.

Por su compromiso al reino de justicia y paz, San Judas sufrió precisamente como Jesús había predicho, “Los odiarán a ustedes por causa mía.” (Mt 10:22) Sin embargo, él disfrutó de la paz que Jesús prometió en la última cena, “Mi paz les dejo; mi paz les doy, pero no como dan la paz los del mundo.” (Jn 14:27)

ORACIÓN

San Judas, tú muy valientemente predicaste la Palabra de Dios en las situaciones más difíciles. Como Jesús, tú defendiste a los pobres y oprimidos y desafiaste a los ricos y poderosos. Cuando te amenazaron con la muerte, no acudiste a la violencia o desesperación sino te acordaste de las palabras de Jesús sobre la paz y el perdón. Escucha nuestra oración por la paz y justicia en el mundo. Pide al Señor que nos dé la valentía para defender lo correcto. Ora para que seamos constructores efectivos de la paz como tú, especialmente donde hay guerra y opresión, en nuestras comunidades donde hay violencia y conflicto, y en nuestras familias donde hay discusiones y peleas. Amén.

Compromiso: Prometo levantar la voz y actuar contra la injusticia y trabajar por la paz dondequiera que yo esté.

DÍA QUINTO
San Judas, Servidor del Pueblo de Dios
San Judas tenía el privilegio de acompañar a Jesús diariamente. Aprendía del Señor cómo Dios nos ama y cómo debemos amarnos unas personas a otras.

A veces queremos que otros nos sirvan, que hagan lo que nosotros queremos y que atiendan a nuestras necesidades. Como San Judas, debemos aprender de Jesús quien dijo, “La persona entre ustedes que quiera ser grande, deberá servir a los demás; y la persona que quiera ser el primero, deberá ser su esclavo, como el hijo del pueblo que no vino para ser servido sino para servir y para dar su vida como precio por la libertad de muchos.” (Mt 20:26-28)

En la última cena Jesús mostró a San Judas y a los otros apóstoles cómo deberían servir. Les lavó los pies y luego dijo, “Yo les he dado un ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.” (Jn 13:15)

San Judas no buscaba un premio por hacer el bien. Más bien, vivía lo que Cristo enseñó: “Cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: ‘Somos servidores que no hacíamos falta, porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación’ .”(Lc 17:10)

San Judas cumplió los mandamientos señalados por Jesús como los más importantes: amar a Dios con todo su corazón, toda su alma, y toda su mente, y a su prójimo como a si mismo (Mt 22:27-40). Jesús quiere que nos amemos como él nos ama: “Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes unas personas a otras. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son mis discípulos.” (Jn 13:34-35)

ORACIÓN

San Judas, aunque fuiste elegido por Jesús como uno de los apóstoles, aprendiste a no ser orgulloso, ni buscar honores o los lugares más altos. Al contrario, te humillaste en su servicio a tus hermanas y hermanos. Pedimos que nos ayudes a servir con un corazón más generoso y sacrificar nuestro propio interés por el bien de otros. Intercede por nosotros con nuestro Cristo crucificado, quien se humilló en la cruz, quien sacrificó su vida para que tengamos vida nosotros. Que lo imitemos con una vida de servicio a los demás, una vida dedicada y desinteresada. Amén.

Compromiso: Prometo cumplir un servicio a los que lo necesitan más o a los que no lo esperan.

DÍA SEXTO
San Judas, Reconciliador Compasivo
Aunque fue un apóstol, San Judas era humano como todos nosotros, y el perdón no le vino fácilmente. Pero, él aprendió de su Maestro, nuestro Señor, cómo perdonar. Probablemente fue sorprendido al escuchar a Jesús decir, “Amen a sus enemigos y recen por quienes los persiguen,” para que “sean perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto.” (Mt 5:44, 48).

Como San Pablo, San Judas predicaba que no debemos dejar que el sol se ponga sobre nuestra ira. (Ef 4:26) Y si tenemos algo en contra de alguien, tenemos que reconciliarnos con esa persona antes de presentar nuestra ofrenda en el altar. (Mt 5:23-24)

¿Perdonamos a las personas que nos han ofendido? Y cuántas veces debemos perdonarlos? Cuando Pedro hizo a Jesús esa pregunta, quizás San Judas oyó su respuesta: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” (Mt 18:22)

Cuando Jesús enseñaba a San Judas y a los otros apóstoles como orar, explicó, “Si perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes.” (Mt 6:14) Por esta razón rezamos con las palabras que Jesús nos enseñó, “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.”

ORACIÓN

San Judas, apóstol de la misericordia y reconciliación, ayúdanos a perdonarnos unos a otros. Tú comprendes la profundidad de la compasión de Dios y nuestra resistencia a perdonar. Tú aprendiste de Jesús, el hijo de Dios, cómo ser misericordioso. El le enseñó cómo perdonar a los que le persiguieron y le dieron la muerte. Intercede por nosotros delante de nuestro Dios compasivo para que podamos perdonar a las personas que nos han ofendido. Ayúdanos a quitar todo vestigio de odio, amargura o rencor de nuestro corazón. Que tengamos la fuerza de perdonar como Dios nos perdona. Amén.

Compromiso. Perdonaré a alguien que me ha ofendido y trataré de reconciliarme con esa persona.

DÍA SÉPTIMO

San Judas, Predicador de la Buena Nueva del Reino de Dios

Jesús entrenó a San Judas y envió a él y a los demás a las aldeas lejanas para predicar la Buena Nueva y para trabajar por el reino de Dios. Después de la ascensión de Cristo, San Judas se dedicó a continuar la obra del Señor y se acordó de su mandato, “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y sepan que yo siempre estaré con ustedes hasta el fin del mundo.” (Mt 28:19-20)

A veces pensamos que no estamos llamados ni enviados; erróneamente pensamos que no tenemos nada que ofrecer al mundo o que nos falta conocimiento o poder suficiente para cambiar las cosas. Nos olvidamos que por el bautizo recibimos una luz y fuimos comisionados igualmente como San Judas, “Ustedes son la sal de la sierra…. la luz del mundo …. Procuren que su luz brille delante de la gente para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.” (Mt 5:13-16)

San Judas sabía cómo llevar la Buena Nueva de Jesús a otros. Aprendió del Señor que cuando demos de comer a los hambrientos o beber a los que tienen sed o vestimos a los desnudos o visitamos a los enfermos o encarcelados, estamos haciéndolo a Jesús. (Mt 25:31-46)

Valientemente San Judas anunciaba la Buena Nueva del amor de Dios y con entusiasmo predicaba la venida del reino de justicia, paz y amor. Recordaba las palabras de Jesús en la última cena: “En el mundo, ustedes habrán de sufrir, pero tengan valor; yo he vencido al mundo.” (Jn 16:33)

ORACIÓN

San Judas, tú dejaste tu casa y viajaste lejos para llevar la Buena Nueva del amor de Dios a todas las naciones. Predicaste con entusiasmo todo lo que habías aprendido personalmente de las palabras y obras del Señor Jesús. Tú valientemente enfrentaste la critica, el rechazo y al final el martirio. Pide al Señor que envíe al Espíritu Santo para que podamos ser fieles mensajeros del amor, perdón y justicia de Dios a este mundo tan egoísta, violento e injusto. Ayúdanos a ser la sal de la sierra y la luz del mundo por la manera caritativa y compasiva que hablamos y tratamos a los demás. Amén.

Compromiso: Actuaré según mi fe y llevaré la Buena Nueva de Jesucristo a otros por mis palabras, obras y ejemplo.

DÍA OCTAVO
San Judas, Abogado en Casos Difíciles
San Judas fue más que un seguidor de Jesús; era su primo y amigo. Su estrecha relación con el Señor no solamente cambió su vida sino que lo convirtió en un abogado fuerte para nosotros. De Jesús llegó a comprender la profundidad de la compasión y la fuerza del poder infinito de Dios. Aprendió a no dudar de

 
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